Proyecto de certificación bancaria. Hacia un nuevo paradigma.

>> sábado, 27 de febrero de 2010


La banca campa a sus anchas en este complicado mundo financiero. Nos engañan y despistan entre la opacidad de la maleza. Acabando en un sistema caótico de difícil control y seguimiento. Resulta curioso como a partir de algo tan efímero, hayamos creado tal cantidad de productos financieros.

Leyendo la opinión de ciertos medios de comunicación, por ejemplo Joaquín Estefanía, y los rumores a voces que nos van soltando los políticos, veo que están más por ver quién controla el dinero, que por una convicción real de resolver los problemas financieros mundiales (y locales).

Esta crisis y las ayudas de todos nosotros vía gobierno, fue una preciosa oportunidad para que la banca y las instituciones públicas trabajaran conjuntamente para buscar la raíz de los problemas y encontrar soluciones duraderas. Obama de momento y los que luego vendrán, parece que se conforman con un aguinaldo en forma de impuesto, tasa… que contente a la ciudadanía. Un artificio mercadotécnico más. Y ése no es el camino.

Personalmente no me gustan las leyes, o contra menos mejor. Cada nueva ley es un nuevo fracaso del ser humano. Aunque muchas veces pueda parecer el camino más corto. Todo lo contrario; las leyes suplen lo que debería ser una buena conducta humana; y acaban siendo el parche de nuestros fracasos.

Las leyes se han convertido en un dogma más, así que las intentamos cumplir pero sin convicción ni enseñanza alguna. ¿Seríamos capaces de vivir sin leyes? La respuesta me temo que sería negativa, lo que certifica y demuestra su poca utilidad. ¡Retornaríamos en muy poco tiempo a las cavernas! Hacemos las cosas porque sí, y no por experiencia, aprendizaje o evolución.

Seguimos una crisis tras otra y a eso lo llaman ciclos. ¿Para qué hacer nada? Siempre ha sido así.

Tenemos un poder político que quiere tener un mayor control económico y un poder económico que quiere tener un mayor grado de libertad legislativa. Y en medio estamos nosotros; la sociedad civil, que huérfana de todo protagonismo danza al son de los otros.

¡Y ahí tenemos la solución! una sociedad civil responsable, activa, que tome el protagonismo y sea capaz de levantar los colores a la clase dirigente.

Una solución, en el caso de la banca, podría ser la de crear un organismo controlador y certificador, cuya principal misión sería cambiar la mentalidad de sus responsables, más que la obediencia ciega y no transformadora que se obtiene con las leyes impuestas -tratamos de ser seres humanos responsables, no de ser frías máquinas obedientes-. El aprendizaje pasa por la asimilación y el trabajo diario, y no como consecuencia de una ley milagrosa caída del cielo, aséptica, sin bagaje. ¡Es así porque lo dice la ley…!

Sería una institución, que jurídicamente podría ser lucrativa, o no, privada a ser posible, pero con colaboraciones y apoyos gubernamentales para integrar al mayor número de estamentos de la sociedad. Pero sin ningún tipo de control político.

La base principal sería certificar y reconocer a los bancos que quisieran colaborar con un distintivo de banco responsable. Para ello la institución certificadora debería estar abalada por grandes personajes y profesionales de la sociedad. Personas que tuvieran un reconocido prestigio y notable peso social. Por ejemplo personas vinculadas a escuelas de negocio, universidades, medios de comunicación…etc. Y sin olvidar al pueblo llano, vía asociaciones de usuarios… etc.

Estos personajes por su reconocido prestigio además de aportar sus conocimientos, actuarían como grupo de presión y canalizador de las ideas del ente certificador. Les daríamos la oportunidad de formar parte de un proyecto que ponga en práctica todo aquello que tan magistralmente pregonan (hasta que sale una teoría nueva y se olvida). ¡Serían cocreadores de este nuevo paradigma económico!

Los bancos se verían obligados a pasar la certificación por lo bueno y prestigioso de ser reconocidos como “banco responsable”. Les agregaría valor. Sería una buena referencia por parte de los clientes a la hora de elegir banco y una garantía de que su dinero va a ser responsablemente administrado.

Sería algo parecido a una norma ISO de calidad, pero centrada en la responsabilidad y en los valores de una banca humana y comprometida.

Tendríamos una bella institución nacida de la sociedad civil. Ejemplo de cooperación ciudadana, y en el peor de los casos, fábrica de ideas, y lugar para la reflexión.
Como dijo un místico: para derrumbar un muro, primero hay que hacerlo en los corazones de las personas. Y este muro ha empezado a derrumbarse.

Sin duda vendrán nuevas crisis y sólo estaremos preparados con la ayuda de todos.

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