No encajas... Y yo que me alegro.

>> lunes, 6 de julio de 2009

No sé vosotros, pero yo, a lo largo de mi vida, he tenido que escuchar esa frase con insistencia. Y qué difícil para un niño tener que estar imitando constantemente a los demás. Y encima a aquellos que nuestros padres o profesores creían que eran los llamados a imitar, vamos los pelotillas y buenecitos. Las mentes grises de la clase...Y no lo digo como una crítica. Ellos eran una nota más. Pero no la única.

En una orquesta la diferencia de tonos, de instrumentos, es lo que la hace bella, rica en matices. Pero en este mundo ilógico y antinatura en el que vivimos, es todo lo contrario.

Luego te haces adulto, y ves que nada cambia. El pesado de tu jefe recita el mismo mantra: -¡Quiero que todos seáis iguales a Fulanito! De esa forma le será más fácil controlarnos y guiarnos por el camino, su camino, y no tener muchos problemas que le saquen de su zona de confort.

De esa manera consigue un equipo de autómatas, aburridos y nada creativos, que sólo han aprendido a obedecer. Y sobre todo, personas incompletas, seres humanos que al haber tenido que imitar a los demás toda su vida, no han llegado a conocerse y por supuesto no encajarán jamás del todo, pues estarán viviendo una vida prestada y no la que su naturaleza les dicta.

La empresa moderna necesita matices, alegría, colorido para salir airosa ante cualquier problema que se le presente. Aspirar a un sólo sabor es quedarse fuera de la fiesta, la aventura, la grandeza. Es un suicidio al que toda organización debería de renuciar. Hay que apostar por la vida.

Defender vuestros valores e individualidad, opinar y ser auténticos en todo momento. Aprender de los errores, pero no renunciéis a vuestra libertad. La empresa, aunque no lo sepa, necesita de personas así. Vuestro jefe necesita de personas así. Seguro que aprenden algo.

La gran mayoría de prohombres ,grandes descubridores, sabios, fueron en su día unos inadaptados. O unos cisnes negros. Pero ha diferencia del pobre cisne que no sabía lo que era realmente, nosotros sí lo sabemos y aceptamos ser como somos. Eso no quita aprender de los demás y aceptar nuestras equivocaciones. Porque eso nos convertiría en estúpidos.

Y no seas un papagayo, no recites y cites constantemente a los demás. Por muy gurús que sean. Tu autenticidad te llevará por el buen camino. Vive tu propia experiencia. Sólo de ella sacarás el aprendizaje necesario para crecer y seguir avanzando.

No confundas conocimiento con conocer. Aunque aparentemente no haya diferencia, sí que la hay, y mucha. El conocimiento es prestado. Conocer es aprender de la experiencia y sacar tus propias conclusiones. El conocimiento no te aporta una vivencia real. Te puede ayudar, pero sólo eso.

La próxima vez que te digan que no encajas, ríete y grita: ¡¡¿ y qué...?!!

8 comentarios:

Ignacio-Sanchez-Leon 6 de julio de 2009, 17:41  

Acertado querido Nacho. Pero para reconocer un valor o dos hace falta consciencia, y este atributo no parece sobrarnos. Más cultura, esfuerzo de superación y espiritu emprendedor. Lo contrario: el pelotazo, los convolutos y los chismorreos suben como la espuma del cava, pero revientan antes de llegar al paladar. Well done !

Nacho 6 de julio de 2009, 20:49  

Hola Ignacio,
gracias por tu comentario.
Intentaremos que florezca la consciencia, aunque sea un poquito.

Un abrazo.

Adelina 8 de julio de 2009, 10:02  

De acuerdo contigo. Así debe ser. Me gusta tu forma de pensar.

Un beso.

Nacho 8 de julio de 2009, 11:19  

Gracias Sakkh, un abrazo.

Jesús López 8 de julio de 2009, 18:17  

Hola Nacho,

Lo difícil de todo esto es ser consciente de la realidad, es decir, de entender y eso que!!

Creo que ni nuestra educación ni nuestro entorno nos ayuda ya que nuestra tendencia a socializarnos nos obliga a ser y caer bien. Cuánto gracia causo en su momento la serie House. No será que estamos un poco cansados de ese esfuerzo sobrehumano...

Saludos y gracias por la reflexión,

Nacho 8 de julio de 2009, 19:28  

Hola Jesús,

Muy cierto lo que dices. Cuando escucho lo de socializar me asusto. Debemos de quitarnos la máscara.

Gracias por tu comentario.

Saludos.

Laura Abella 13 de julio de 2009, 20:34  

Como siempre MUY CERTERO!! ¿Conoces el cuento del águila que se creía pollo??? ...

Nacho 13 de julio de 2009, 22:07  

Hola Rateta, gracias por tu comentario. No conozco el cuento y espero que me lo expliques...

Un abrazo.

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